18 Aniversario del Periódico La Verdad

Hola Héctor,

¡Héctor, Héctor! Amigo y colaborador. ¡Cuánto has cambiado desde que te conocí! Siendo un hombre tímido y titubeante, pasaste a ser el empresario que hoy eres. Recuerdo hace 18 años al joven que trabajaba en el Periódico La Verdad. Eras agraciado, muy trabajador, servicial, buena gente, un magnífico fotógrafo, despierto y activo, buscando en el “Reino de Dios” a quiénes debías de entrevistar y qué nueva historia contar, yendo de un lado a otro, muy atento a qué foto debías de tomar en cada preciso momento, para que quedaran registrados todos los hechos que establecían más y más “El Reino” aquí en la tierra. Muchas fotos que nosotros tenemos de los eventos que hicimos en ese entonces, las tomaste tú, por lo cual tanto te agradecemos mi equipo y yo. Me recuerdo que, inclusive, cuando hacíamos eventos fuera de la ciudad, viajabas para estar con nosotros y cubrirlos.

Hemos podido ver tu esfuerzo, tu dedicación, pero también hemos visto al Señor haciendo su parte, moviendo las piezas, para que tú llegaras a ser lo que nunca te imaginaste llegar a ser: ¡El dueño del Periódico La Verdad! Su favor siempre ha estado contigo; tu Dios quiso honrarte con ese regalo. Él te dio la gracia desde tus inicios para que pudieras ser recibido en las oficinas de los grandes, te hacía partícipe de los nuevos eventos; Él te ha provisto con las herramientas necesarias para hacer un trabajo de calidad y de excelencia. En ese entonces, devengabas un salario mes a mes hasta que éste, empezó a fallar.

En ese momento entré más constante en el panorama. Me pediste consejo y te sugerí que te hicieras socio y que fueras parte del periódico; que pagaras esa sociedad con tu trabajo y con el salario que en ese momento tu jefe te debía. Por mi parte me daba cuenta de que para ti no era fácil, pues en ese momento atravesabas dificultades y vicisitudes, pero sabía que Dios eso quería que hicieras. Esa estrategia que El Señor nos proveyó fue lo que refrescó las finanzas del dueño y mantuvo vivo al Periódico. Al principio tus ojos parecían incrédulos mientras me escuchabas, tus ojos cuestionaban lo que estabas oyendo, tu boca se te abría sin querer. Con titubeo te volteaste y te fuiste. Para mí fue un honor ser parte de esta iniciativa y este empuje que con mucho gusto te di. Mi misión fue animarte, fue apoyarte para que sintieras seguridad y empujarte para que hicieras los negocios que tenías que hacer. Un día, después de tanto insistirte que eso debías de hacer, me llamaste y me dijiste muy contento que ya estaba hecho. El Señor seguía poniendo las piezas en su lugar y yo continuaba orando por tí…

Así continuaste trabajando como socio unos cuantos meses más, hasta que las finanzas de El Periódico La Verdad empezaron a tambalearse nuevamente. Me llamaste, nos reunimos y te dije: “Es tiempo de volverte el propietario del Periódico La Verdad. ¡Tú has sido quien le ha dado el valor que tiene en el mercado, has levantado su nombre con excelencia, haz hecho un trabajo fabuloso! No permitas que lo cierren, negocia un trato para quedarte con él, tú puedes administrarlo sólo, El Señor está contigo.” Me miraste perplejo, con gran asombro… Veía que tu corazón palpitaba con más fuerza, aunque con tus ojos todavía expresabas duda, pero sabías que Dios estaba contigo. Recuerdo que en las negociaciones había unas computadoras, unas cámaras, un carro y otros implementos de trabajo que negociaste a cambio de lo que te debía tu socio. Yo continuaba orando…

Hiciste un buen negocio, porque tú eras el alma de esa empresa. Eres testimonio vivo de cómo con buena actitud, buena voluntad y fe se pueden hacer grandes cosas con poco. Éste fue el proceso que El Señor utilizó para darte este regalo, que has convertido en uno de los más renombrados Periódicos Cristianos de Guatemala. Felicidades por el 18 Aniversario de este proyecto que empezó siendo pequeño, pero que El Señor ha engrandecido. ¡Tu bebé “La Verdad” ahora ya tiene la mayoría de edad! ¡Es hora de llevarlo a otro nivel! ¡Con El Señor, junto a Yury y tu Dafne, tu Jeremy y el bebé que viene pronto, quien podrá detenerte! ¡Tú puedes Héctor! ¡Dale duro! ¡Dios está contigo!

Else Suzanne Cuchet

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